La piedra caliza, la más abundante en los municipios de Navas de San Juan y Sorihuela del Guadalimar, siempre ha estado muy presente en una amplia gama de construcciones tradicionales de piedra seca, como eras, chozos, albarradas, mojones, vallas, y demás construcciones de gran valor etnológico
e histórico.
Estas construcciones tienen un antiquísimo origen, al menos del Neolítico, y se han seguido construyendo hasta nuestros días, como una arquitectura tradicional que constituye una de las expresiones culturales más significativa de las zonas rurales, producto de la actividad de sus gentes, especialmente agroganadera, y de las condiciones climáticas y geográficas de la misma. Este tipo de construcciones están en peligro de desaparición por haber perdido la funcionalidad que tuvieron en el pasado, por lo que muchas están derruidas o bien se van arruinando y derrumbando al estar abandonadas.
La inclusión, por la UNESCO, de los conocimientos y técnicas del arte de construir muros en piedra seca en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad ha dado un impulso definitivo a la conservación de este patrimonio etnográfico. Las construcciones en piedra seca son edificaciones de gran valor arqueológico, se trata de habitáculos a los que se les conoce en la población comúnmente como “Caracoles” y “Chozos”.
En Navas de San Juan los podemos encontrar por los parajes de La Loma del Pino, La Covatilla, Los Membrillos, Los Corralillos, Cañá de los Vuelos y Cetrina el Viejo.
En Sorihuela del Guadalimar encontramos el Chozo de Tocinillo y en el paraje de Vista Alegre: Chozo Juanico, Chozo de la Cerca, Chozo de los Lunares, Chozo de Pitiminí.