Situada al Sur de la provincia de Jaén, entre la cordillera Subbética y la depresión del Guadalquivir, ha sido siempre un crisol de culturas y civilizaciones que han marcado su paisaje y su singular personalidad.
El aceite de oliva y el olivar forman parte esencial de la cultura ancestral de la Sierra Sur.
No obstante, la Sierra Sur de Jaén es mucho más que tierra de frontera, es naturaleza, gastronomía, cultura y paisaje. Sus paisajes en mosaico la convierten en única. Desde la campiña; una zona llana y de lomas suaves donde el protagonista es el olivar, las huertas, los viñedos y los cerezos, hasta las sierras; protagonizados por la Sierra de la Pandera, Ventisqueros y la Sierra del Trigo pasando por las colas del Quiebrajano entre encajados ríos y arroyos.
La comarca esta trufada de Joyas de incalculable valor como; las Reservas Naturales de las Lagunas Honda y del Chinche, declaradas sitios RAMSAR; los monumentos naturales del Quejigo del Amo y el Bosque de la Bañizuela; especies endémicas como el sapo partero bético o el jamarguillo de roca; bosques relictos como el Barranco de los Tejos o especies en peligro de extinción como el águila real o el quebrantahuesos.
El aceite de oliva y el olivar en la Sierra Sur de Jaén forman parte de la cultura ancestral que, gracias a las mujeres y los hombres de esta tierra, su esfuerzo y sabiduría han llegado hasta nuestros días. Una de las claves del éxito de la gastronomía es saber aprovechar los recursos que la tierra ofrece en cada momento. Una cocina de productos de temporada, frescos o en conserva procedentes de las huertas, la ganadería en extensivo y de los olivares. Tierra de contrastes de la que se obtienen aceites de oliva virgen extra de gran calidad, armonía y complejidad, de entre los que predomina la variedad Picual, sin olvidar otras como la Picuda y la Carrasqueña.
Por su parte, el cielo de la Sierra Sur de Jaén es privilegiado para la observación del firmamento, certificado como Reserva Starlight desde 2014. Una comarca con un enorme patrimonio oleícola material e inmaterial. Elementos que han definido desde tiempos inmemoriales las economías locales y han generado con el paso de los siglos una cultura del olivo presente en la historia de este territorio, en sus paisajes, urbanismo, economía, arquitectura, tradiciones populares, formas de vida y gastronomía.